Primogénito de una familia acomodada que vivió en Francia hace 300 años. Juan Bautista de La Salle nació en Reims, recibió la tonsura a la edad de 11 años y fue nombrado canónigo de la Catedral de Reims a los 16. Terminados sus estudios de teología, fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1678. Dos años más tarde, obtuvo el título de doctor en teología abandonó su casa familiar y se fue a vivir con los maestros, renunció a su canonjía y su fortuna y a continuación, organizó la comunidad que hoy llamamos Hermanos de las Escuelas Cristianas. Creo nueva forma de vida religiosa, una comunidad de laicos consagrados ocupándose de las escuelas“juntos y por asociación".
Juan Bautista de La Salle fue el primero que organizó centros de formación de maestros, escuelas de aprendizaje para delincuentes, escuelas técnicas, escuelas secundarias de idiomas modernos, artes y ciencias. Su obra se extendió rapidísimamente en Francia, y después de su muerte, por todo el mundo. En 1900, Juan Bautista de La Salle fue declarado Santo. En 1950, a causa de su vida y sus escritos inspirados, recibió el título de Santo Patrono de los que trabajan en el ámbito de la educación.
En la Salle Santa Natalia, se organiza la Semana de La Salle, para rememorar al Santo Patrón, llegando a su cúlmen con la Salida por las calles colindantes al Colegio portando los alumnos una imagen del San Juan Bautista de la Salle.
San Tarsicio fue un joven convertido al cristianismo a mediados del siglo III, que colaboraba como acólito de la Iglesia de Roma en las catacumbas durante la persecución a los cristianos por parte de la administración del emperador Valeriano.
Después de participar en una Misa en las catacumbas de San
Calixto fue comisionado por el obispo de Roma, Sixto
II (257-258) para llevar la eucaristía a los cristianos que estaban en la cárcel, prisioneros por proclamar su fe
en Cristo. Por la calle se encontró con un grupo de jóvenes paganos que le
preguntaron qué guardaba bajo su manto. Tarsicio se negó a decir, y los otros lo atacaron con piedras y palos, posiblemente para robar lo que llevaba. El joven prefirió morir antes que entregar
lo que él consideraba un tesoro sagrado. Otros detalles más legendarios indican que, cuando estaba siendo apedreado, habría llegado un soldado llamado Cuadrato, catecúmeno cristiano, quien
reconoció a Tarsicio y alejó a los atacantes. Tarsicio le habría encomendado antes de morir que llevara la comunión a los encarcelados en lugar suyo.