El Plan Pastoral de este curso 2016/2017 de nuestra diócesis Asidonia-Jerez está basado en la profundización y trabajo de la nueva Encíclica del papa Francisco «Laudato Si».
Las lineas que marcarán las lecturas bíblicas a lo largo del curso irán encaminadas a concienciarnos del «cuidado de la casa común», cuidando el regalo de la naturaleza que Dios creó para el hombre y siendo conscientes de la importancia de mejorar la situación ambiental en vistas a las nuevas generaciones futuras, el buen uso de los recursos materiales naturales y el cuidado de la naturaleza.
Por ello, se utilizará para comenzar las lecturas una oración creada por el papa Francisco y otra para finalizar el acto.
Oración por nuestra tierra
Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza. Inúndanos de paz,
para que vivamos como hermanos y hermanas sin dañar a nadie.
Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción. Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra. Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días. Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.
Oración cristiana con la creación
Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas, que salieron de tu mano poderosa.
Son tuyas,
y están llenas de tu presencia y de tu ternura. Alabado seas.
Hijo de Dios, Jesús,
por ti fueron creadas todas las cosas.
Te formaste en el seno materno de María, te hiciste parte de esta tierra,
y miraste este mundo con ojos humanos.
Hoy estás vivo en cada criatura
con tu gloria de resucitado. Alabado seas.
Espíritu Santo, que con tu luz
orientas este mundo hacia el amor del Padre y acompañas el gemido de la creación,
tú vives también en nuestros corazones para impulsarnos al bien.
Alabado seas.
Señor Uno y Trino,
comunidad preciosa de amor infinito,
enséñanos a contemplarte en la belleza del universo, donde todo nos habla de ti.
Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud por cada ser que has creado.
Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos con todo lo que existe.
Dios de amor,
muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño
por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado ante ti. Ilumina a los dueños del poder y del dinero
para que se guarden del pecado de la indiferencia, amen el bien común, promuevan a los débiles,
y cuiden este mundo que habitamos. Los pobres y la tierra están clamando:
Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida,
para preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino
de justicia, de paz, de amor y de hermosura. Alabado seas.
Amén.
octubre: viernes 14 a las 19;30
Noviembre: viernes 11, 19:30 h. Dedicsda a la oración por los fieles difuntos.
Diciembre: viernes 2, dedicada a la celebración del Dogma de la Purísima Concepción Inmaculada de María.
15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.
16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;
17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.
18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.
19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.
20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.
25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.
28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?
30 ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora?
31 Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero.
32 Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no
resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.
31. Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, según dice la Escritura: Se les dio a comer pan del cielo.»
32. Jesús contestó: «En verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo. Es mi Padre el que les da el
verdadero pan del cielo.
33. El pan que Dios da es aquél que baja del cielo y que da vida al mundo.»
34. Ellos dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.»
35. Jesús les dijo: «Yo soy el Pan de Vida. El que viene a Mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá
sed.
48. Yo soy el Pan e Vida.
49. Sus antepasados comieron el maná en el desierto, pero murieron:
50. aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran.
51. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne,
y lo daré para la vida del mundo.»
52. Los judíos discutían entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer carne?»
53. Jesús les dijo: «En verdad les digo que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen
vida en ustedes.
54. El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el último día.
55. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
56. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
57. Como el Padre, que es vida, me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí.
58. Este es el pan que ha bajado del cielo. Pero no como el de vuestros antepasados, que comieron y después murieron.
El que coma este pan vivirá para siempre.
59. Así habló Jesús en Cafarnaún enseñando en la sinagoga.
60. Al escucharlo, cierto número de discípulos de Jesús dijeron: «¡Este lenguaje es muy duro! ¿Quién querrá escucharlo?»
21 Entonces dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo para que hayas traído sobre él tan gran pecado? 22 Y Aarón respondió: No se encienda la ira de mi señor; tú conoces al pueblo, que es propenso al mal[k]. 23 Porque me dijeron: “Haznos un dios que vaya[l] delante de nosotros; pues no sabemos qué le haya acontecido a este Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto.” 24 Y yo les dije: “El que tenga oro, que se lo quite.” Y me lo dieron, y lo eché al fuego y salió este becerro.
25 Y viendo Moisés al pueblo desenfrenado, porque Aarón les había permitido el desenfreno para ser burla de sus enemigos[m], 26 se paró Moisés a la puerta del campamento, y dijo: El que esté por el Señor, venga a mí. Y se juntaron a él todos los hijos de Leví. 27 Y él les dijo: Así dice el Señor, Dios de Israel: “Póngase cada uno la espada sobre el muslo, y pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad cada uno a su hermano y a su amigo y a su vecino[n].”28 Y los hijos de Leví hicieron conforme a la palabra de Moisés; y cayeron aquel día unos tres mil hombres del pueblo. 29 Y Moisés dijo: Consagraos[o] hoy al Señor, pues cada uno ha estado en contra de su hijo y en contra de su hermano, para que hoy El os dé una bendición.
30 Y sucedió que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido[p] un gran pecado, y yo ahora voy a subir al Señor, quizá pueda hacer expiación por vuestro pecado.31 Entonces volvió Moisés al Señor y dijo: ¡Ay!, este pueblo ha cometido[q] un gran pecado: se ha hecho un dios[r] de oro.32 Pero ahora, si es tu voluntad, perdona su pecado, y si no, bórrame del[s] libro que has escrito. 33 Y el Señor dijo a Moisés: Al que haya pecado contra mí, lo borraré de mi libro. 34 Pero ahora ve, conduce al pueblo adonde te he dicho. He aquí, mi ángel irá delante de ti; mas el día que yo los visite, los castigaré por su pecado[t]. 35 Y el Señor hirió al pueblo por lo que hicieron con el becerro que Aarón había hecho.